Dar la vuelta nadando a una isla: un reto espectacular. Desde la cara más cercana a la costa mallorquina, luminosa y llena de vida, hasta la cara más oscura que nos encontramos al bordear el Cabo de Llebeig, donde notamos toda la fuerza del Mediterráneo. Un largo y oscuro recorrido con acantilados de vértigo y profundidad impresionante, donde el aliento de los kayakistas y los espectadores nos hacen ver la luz. Acabamos bordeando el Cabo de Tramuntana, donde volvemos a ver un fondo muy cercano que nos permite llegar al Puerto de Sa Dragonera, punto desde donde se inicia este reto de 9.500 metros.